Trastorno Obsesivo Compulsivo

¿Miedo a perder el control?

El miedo a perder el control es algo más común de lo que pensamos, y es habitual sentirlo en algún momento.

Sin embargo, cuando este miedo se vuelve tan intenso que nos crea un malestar significativo e incluso nos interfiere en nuestra vida cotidiana, es posible que estemos hablando de una fobia llamada «fobia de impulsión»

La fobia de impulsión es una fobia a perder los impulsos, y se enmarca dentro del TOC (trastorno obsesivo compulsivo). Como en todos los tipos de TOC, hay dos componentes importantes:

Psicólogos en galapagar

Las obsesiones

En este caso, la obsesión sería la posibilidad de perder el control: miedo a volverse loca, a hacer daño a alguien, agredirse a una misma…

Las obsesiones normalmente aparecen en la mente de la persona en forma de pensamientos intrusivos. Puede ser una idea fugaz de empujar a alguien a las vías del metro, o una imagen mía cortándome con un cuchillo… Estas ideas agobian tanto a la persona que se vuelven obsesivas. Y se vuelven obsesivas porque la persona interpreta que haber tenido esa idea las define como personas:

«Me ha venido a la mente que quiero tirar a mi bebé por la ventana, eso significa que es posible que lo haga, soy una madre horrible»

«Me ha venido a la mente la idea de pegar a mi padre. Eso significa que soy una malísima persona»

Compulsiones

Son los intentos que hace la persona para neutralizar la obsesión, es decir, de que la obsesión no se haga realidad.

Hay muchos tipos de compulsiones. Hay algunas que son más «prácticas» desde fuera aparentemente. Por ejemplo, siguiendo el ejemplo de antes, una persona podría comprobar compulsivamente que la ventana está cerrada para tratar de amortiguar el impulso de tirar al bebé.

O una persona con miedo a clavarse un cuchillo puede evitar estar cerca de la cocina, o comprobar todo el rato que los movimientos que hace con sus manos son intencionados.

O una persona que tiene miedo a hacer daño a alguien puede desarrollar conductas de autoaislamiento como forma de proteger a los demás. Este tipo de compulsiones son peligrosas puesto que pueden hacer que la persona desarrolle síntomas depresivos.

Pero también puede desarrollar compulsiones más «mágicas» como repetir unas palabras concretas, tocar la pared de la habitación de cierta forma, apagar y encender la luz determinado número de veces, repetir frases… Son rituales irracionales que calman a la persona.

Las compulsiones confieren a la persona una sensación falsa de control:

«Si realizo mi ritual no voy a perder el control», «si duermo siempre con el armario cerrado no va a pasar nada malo a mi familia»….

Obsesiones y Compulsiones

Así, a corto plazo la persona se calma. Sin embargo, el ritual no soluciona el problema de base ya que el peligro de perder el control sigue ahí. Pronto la persona se da cuenta de esto, y comienza a tener que realizar el ritual cada vez más veces para tratar de que sea efectivo. La persona hace esto porque no conoce otras formas de calmar este miedo. Así, las compulsiones cada vez van a más y se vuelven más incontrolables para la persona. Es la paradoja del TOC: cuanto más la persona intenta controlarse con sus compulsiones, más se acaba descontrolando.

Tratamiento

A continuación, exponemos cuáles son los pilares del tratamiento de este trastorno:

No interpretar los pensamientos intrusivos como peligrosos

Es importante explicar a la persona que todos/as tenemos pensamientos intrusivos desagradables. Los tenemos de corte violento, obsceno, sobre la muerte, sobre miedo a perder el control…. Y no significan nada. Únicamente son ruido mental que tenemos debido a la sobre estimulación a la que estamos expuestos/as: todo el tiempo ruido, noticias desagradables, series violentas….

Puede ser también que si una persona tiene pensamientos intrusivos violentos es que está reprimiendo rabia, o que haya vivido una agresión y tenga estrés post traumático…. Puede ser por muchos motivos, que convendrá que la persona explore en psicoterapia de la mano de un profesional.

Pero lo que es seguro es que no significan que seamos malas personas, ni que queramos llevar a la realidad ese pensamientos, ni que vayamos a hacerlo…. Son ruido mental que nada tiene que ver con nuestra identidad como personas.

No debemos darles más importancia de la que tienen. En primer lugar, y como decíamos, porque no la tienen. Pero en segundo lugar, también debemos saber que cuanta más importancia les demos, más van a aparecer. Simplemente porque estamos mandándole al cerebro el mensaje de que esos pensamientos son significativos, y entonces los emite más.

No luchar contra estos pensamientos

Es importante entender que el cerebro no entiende los «no pienses eso». Hagamos una prueba, no pienses en un caballo rosa.

¿Qué acabas de pensar?

Exacto.

Cuanto más nos digamos que no pensemos en eso, más lo haremos. Por lo tanto, la estrategia consiste en no luchar contra esos pensamientos. Que esos pensamientos aparezcan o no aparezcan no está bajo nuestro control. Lo que sí lo está es darles o no importancia. Hay que simplemente dejar que pasen sabiendo que no significan nada malo.

Trastorno Obsesivo Compulsivo

A veces, entender en qué momentos se nos disparan más los pensamientos intrusivos ayuda a entenderlos y a no darles más importancia de la que tienen. Por ejemplo, es posible que los pensamientos intrusivos aumenten cuando esté nerviosa. Así, puedo decirme a mí misma:

«Me están apareciendo estos pensamientos ahora porque me siento insegura en esta situación y estoy nerviosa. Es únicamente eso».

Para dejar pasar los pensamientos, es útil la técnica del mindfulness. Os dejo un enlace del psicólogo Javier García Campayo donde propone una meditación para practicarlo.

https://www.ivoox.com/metaforas-visuales-practica-mindfulness-javier-garcia-campayo-audios-mp3_rf_14932317_1.html

Exposición con prevención de respuesta

Esta técnica se enmarca dentro de la Terapia Cognitivo Conductual (TCC). Consiste en exponer a la persona a los pensamientos intrusivos evitando que realice la compulsión que tiene asociada.

Por ejemplo, la persona tiene que afrontar el miedo a tirar al bebé por la ventana sin comprobar que la ventana está cerrada. Así, lograremos que la persona compruebe que realmente no va a tirar al bebé por la ventana a pesar de que no compruebe si está abierta o no. Es decir, conseguiremos que la persona se dé cuenta de que el ritual no es necesario para neutralizar el miedo, que no lo necesita porque el peligro que siente no es real.

Esta exposición puede realizarse en vivo o en imaginación, pero siempre de la mano de un profesional cualificado y en el momento de la terapia en el que la persona ya tenga las herramientas suficientes para poder hacer frente a ello sin desbordarse.

Hablar del problema

En el TOC, y concretamente en las fobias de impulsión, suele ocurrir que la persona no lo cuenta. Normalmente, se viven a sí mismas/os como si fueran malos por tener estos pensamientos. Esto les hace muy difícil hablar de ellos.

Para evitar caer en el aislamiento y que el problema vaya a más, es importante intentar hablarlo con personas de confianza y profesionales que puedan acompañarte a afrontarlo de una nueva manera.

No dudes en contactar si crees que lo necesitas.

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