Terapia con perspectiva de género

TERAPIA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

¿Cómo trabaja una psicoterapeuta con perspectiva de género?

Realizar psicoterapia con perspectiva de género supone tener en cuenta la variable «género» para entender a una persona.

¿Qué es el género?

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la palabra «género» hace referencia a los roles, los comportamientos, las actividades y los atributos atribuidos socialmente y de manera diferenciada para los hombres y para las mujeres. En otras palabras, el género hace referencia a lo que la sociedad piensa que es apropiado para los hombres y lo que es apropiado para las mujeres.

Por ejemplo, el rol tradicional masculino asigna a los hombres las tareas productivas y del ámbito público: el sustento familiar o las tareas productivas. Al rol tradicional de la mujer se le asignan las tareas como la crianza de los hijos/as o el cuidado de las relaciones afectivas. Esta diferencia de roles hace que exista una diferencia de poder entre hombres y mujeres.

Aunque hoy en día, y gracias a la lucha de muchos sectores de la sociedad, estos roles ya no son tan estrictos, siguen existiendo diferencias de género desiguales e injustas. Por ejemplo, una mujer puede no ser del todo valorada socialmente si decide no ser madre, o un hombre puede no serlo si se muestra sensible o con poca autoridad.

Terapia con perspectiva de género en Galapagar

¿Por qué esto afecta a nuestra psicología?

Las personas construimos nuestro autoconcepto a partir de las relaciones que tenemos con los/as demás. Explicándolo de manera sencilla, se construye en base a lo que pensamos que piensan de nosotras/os. Esta construcción se va formando desde que somos pequeñas/os, y sobre todo se forma en nuestra infancia. Por ejemplo, si yo percibo que la gente me considera una persona risueña, pensaré que lo soy.

Es importante tener en cuenta que cuando somos pequeñas/os, nos van enseñando lo que es socialmente aceptado y lo que no. Si cuando quiero un juguete se lo quito a otro niña, me dirán que eso no se hace. Así, yo iré aprendiendo a no quitar los juguetes.

Lo mismo ocurre con el género. Si por ejemplo un niño llora mucho, le dirán que los niños no lloran y que deje de llorar. Y este niño irá interiorizando que para que le acepten y le digan que lo está haciendo bien no tendrá que llorar. Y lo interiorizará tanto que cuando este hombre viva un duelo, como la muerte de su madre, tendrá muchas dificultades en expresar el malestar a través del llanto.

Es decir, que el género afecta a cómo sentimos, cómo pensamos y cómo nos comportamos, y tenerlo en cuenta en terapia hace que la persona se sienta más comprendida y que el plan de intervención pueda diseñarse de manera más individualizada.

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