Terapia de pareja y EMDR en Galapagar

Inteligencia emocional

En este artículo vamos a hablar de qué son las emociones y de qué es la inteligencia emocional. Además, vamos a analizar cómo se conforma la forma de gestionar las emociones en cada persona y cómo modificar esta gestión para así poder aumentar nuestra inteligencia emocional.

¿Qué son realmente las emociones?

Psicólogos en Galapagar

Considero importante contestar a esta pregunta antes de adentrarnos en definir lo que es la inteligencia emocional.

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que tienen como objetivo que nos adaptemos a los estímulos del entorno. En otras palabras, las emociones son sensaciones que nos hacen cambiar el foco de atención, modificar nuestra conducta, nuestras expresiones faciales, nuestra voz… y que nos permiten responder a las demandas del entorno.

Todas las emociones tienen una función. Por ejemplo, el miedo nos invita a escondernos o a huir ante lo que nos puede hacer daño y la rabia nos invita a atacar (estas dos respuestas que emiten la rabia y el miedo constituyen nuestro mecanismo denfensivo, y tienen relación con la respuesta de ansiedad). La alegría nos hace querer repetir lo que nos ha hecho sentirla. El asco nos impide comer alimentos en estado de descomposición. Y la tristeza funciona como un «pegamento emocional» que hace más difícil que la manada se separe.

La parte del cerebro que regula las respuestas emociones en mayor medida es el sistema límbico. En él se encuentran la famosa amígdala, el hipotálamo y el hipocampo.

¿Qué es la inteligencia emocional?

No hay una única definición de este término, ya que varios autores lo han definido de manera diferente. Sin embargo, la definición más aceptada en la comunidad científica es la de Daniel Goleman (1995):“la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones”

Así, los elementos que componen la inteligencia emocional son los siguientes:

ELEMENTOS INTRAPERSONALES

Estos elementos hacen referencia a los que tienen que ver con uno/a mismo/a:

Autoconciencia emocional

Es la capacidad de conocer nuestras emociones y nuestros pensamientos, de saber cómo nos influyen y de poner nombre a todo esto. Aunque este componente de la inteligencia emocional pueda parecer algo evidente, no lo es en absoluto. En consulta, es algo muy común escuchar frases como «no se como me siento» o «no se que me pasa».

Hay veces que debido a mandatos sociales o familiares llegamos a escondernos a nosotras mismas nuestras propias emociones, y esto nos produce malestar a largo plazo. Por ejemplo, hay enfados que esconden tristeza, o tristezas que esconden enfados. Tener la capacidad de identificar esto nos permite nos permite no actuar en «modo automático», y así aumentar mucho nuestra inteligencia emocional.

Autorregulación emocional

Es la capacidad que nos permite tener el control sobre nuestras emociones, es decir, no dejarnos llevar por ellas . Esto no significa hacer que las emociones desaparezcan, sino que no nos arrastren ni nos hagan hacer cosas que en realidad no queremos hacer.

Es poder escuchar la emoción (autoconciencia) más saber porqué la estoy sintiendo (función de la emoción) más modular la intensidad de la emoción.

Por ejemplo, regular la rabia sería: darme cuenta de que tengo los puños y la mandíbula apretados y que tengo ganas de gritar, que me siento así porque me estoy sintiendo atacada, y respirar y decirme a mí misma «tranquila» porque no quiero explotar.

Sin esta capacidad nos sería muy difícil no dañar a los demás o a nosotros/as mismos/as. Las personas que no tienen buena capacidad de autorregulación sufren muchos ataques de ansiedad, tienen propensión a las adicciones o a tener comportamientos violentos.

-Automotivación

Es la capacidad de dirigir nuestras emociones hacia los objetivos que queremos conseguir. También es la capacidad de motivarnos a nosotras mismas, de focalizarnos en las metas en vez de en los obstáculos.

Aquí también es importante la capacidad de aplazar las recompensas. Por ejemplo, si yo tengo un examen y quiero aprobarlo, tendré que dedicar varias tardes a estudiar. Es un esfuerzo del que no voy a ver resultados hasta pasados varios días. Podría ser más fácil salir al parque con los amigos y obtener un placer mucho más inmediato, pero esto me impediría aprobar el examen. La capacidad de renunciar a salir al parque con los amigos y elegir estudiar se considera una característica de la inteligencia emocional.

Estos tres elementos se desarrollan en el orden en los que los he enumerado: primero la autoconciencia, luego la autorregulación y por último la automotivación. Solo después de que se desarrollen estos tres elementos pueden aparecer los elementos interpersonales que detallamos a continuación, que también aparecerán en el orden en el que los describo.

ELEMENTOS INTERPERSONALES

Estos elementos hacen referencia a los que tienen que ver con los/as demás:

-Escucha activa

Es la capacidad de escuchar a la otra persona con todos tus sentidos. De escucharla con la intención de entenderla, y no con la intención de responder ni de convencerla de nada.

Escena de la película «Del revés» que ilustra maravillosamente lo que es la escucha activa

-Empatía

Es la capacidad de interpretar las emociones que están sintiendo los demás a partir de su lenguaje no verbal, su tono de voz o sus reacciones fisiológicas.

-Asertividad

Es la capacidad de respetar las propias necesidades a la vez que respetamos las necesidades de los/as otros/as. Por ejemplo, saber decir que no sin enfadarse ni atacar. Si quieres profundizar lee el artículo sobre la asertividad.

¿Cómo se desarrollan estas capacidades?

Estas capacidades se desarrollan a través de lo que aprendemos en nuestras experiencias relacionales. Se aprenden por observación y también se aprenden a través de nuestros vínculos de apego. Las personas que hayan tenido el privilegio de tener relaciones sanas, tendrán mucha más facilidad en desarrollar estas habilidades, ya que habrán tenido ejemplos de los que poder aprender.

Es decir, que NO NACEMOS con estas habilidades, sino que tenemos que aprenderlas.

Cuando nacemos , y hasta los 6 años aproximadamente, vivimos en lo que Piaget llamó «egocentrismo infantil». En esta etapa somos incapaces de concebir que los demás existen de manera independiente a nosotros mismos. Pensamos que todo el mundo piensa o siente lo mismo que yo siento. En esta etapa, todavía no tenemos la capacidad de «salir» de nuestra perspectiva y entrar en la del otro. Por lo tanto, la inteligencia emocional en esta etapa todavía está muy poco desarrollada.

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A partir de los 3 años comienza a consolidarse la llamada «teoría de la mente», que irá madurándose hasta la adolescencia. Lo que se denomina «mentalizar» nos permite por fin comprender que el otro es una persona independiente de mí y que puede tener pensamientos distintos a los míos. Nos permite concebir que el otro es un «yo» independiente de «mi propio yo», y que se puede sentir diferente como me siento yo. Tal y como estaréis pensando, aquí es donde la inteligencia emocional empieza a desarrollarse de una manera más elaborada.

Os dejo un vídeo cortito que explica de maravilla la diferencia entre la etapa del egocentrismo infantil y el aprendizaje de la teoría de la mente. En primer lugar, el vídeo muestra a niños en la etapa del egocentrismo infantil (que todavía no son capaces de mentalizar), y posteriormente muestra niños que ya han pasado esta fase (y que sí son capaces de mentalizar).

La teoría de la mente nos va a permitir APRENDER A EMPATIZAR, habilidad absolutamente necesaria para desarrollar la inteligencia emocional.

Según vamos creciendo, esta capacidad de mentalizar nos permite resolver conflictos y tener buenas relaciones sociales. Por ejemplo, en un conflicto en el que haya diferencia de opiniones, será necesario «salir» de nuestra perspectiva para poder entender al otro. Aunque pueda parecer fácil, para nada lo es. Cuando sentimos por ejemplo mucha rabia, nos puede resultar realmente difícil comprender las emociones que la otra persona ha podido tener en un momento dado, es como si la rabia nos «cegara» hacia las emociones del otro.

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Aprender estas habilidades es un proceso muy complejo, pero muy necesario para ser una persona sana emocionalmente.

¿Se puede fomentar la inteligencia emocional?

Por supuesto que sí. De hecho, es una de las principales cosas que hacemos en psicoterapia.

Además, os dejamos unos breves consejos para que podáis incluir cambios en vuestros hábitos de vida y que fomentéis vuestra inteligencia emocional:

-Cualquier ejercicio que nos haga poner la atención en nuestras emociones nos ayudará a trabajar la autoconciencia emocional. Será útil escribir un diario de emociones, reservar momentos del día para hablar con alguien de cómo me he sentido durante el día, practicar mindfulness…. Nos vendrá muy bien ampliar nuestro vocabulario emocional.

-También será necesario poner atención en cómo se sienten los demás. Será muy útil fijarse en su lenguaje no verbal y en su postura corporal. Siempre que tengamos la oportunidad, tendremos que preguntarnos cuestiones tales como: «¿cómo se está sintiendo la otra persona?», «¿Qué significa para esa persona lo que está pasando?».

-Si nos cuesta regular nuestras emociones, será necesario que aprendamos estrategias de regulación emocional tales como respirar con el diafragma y otros ejercicios de relajación.

¡Esperamos que os haya sido útil el artículo!

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