¿Por qué aparecen los los trastornos psicológicos?

En primer lugar, es importante decir que la respuesta a esta pregunta es muy compleja. El hecho de que una persona desarrolle un trastorno psicológico es fruto de muchísimos factores: predisposición genética, temperamento de la persona, entorno social, cultural y económico, experiencias adversas vividas, factores de protección….

Hay muchos «granitos de arena» que van conformando a la persona. Por ejemplo, dos personas pueden vivir la misma experiencia traumática y no responder a ella de la misma forma. ¿Por qué? Pues porque cada una tendrá una predisposición genética distinta, habrá recibido una educación emocional más o menos sana, habrá recibido la ayuda que necesitaba después de haber vivido el trauma o por el contrario la habrán culpado de ello…

Psicólogos en Galapagar para tratamiento de trastornos psicológicos

Incluso, dos personas que sean genéticamente iguales (sí, en este sentido la ciencia ha hecho muchos experimentos con hermanos gemelos) también responderán diferente a la misma situación. ¿Por qué? Pues porque a pesar de que tengan exactamente los mismos genes, habrán recibido estímulos ambientales distintos que les habrán condicionado. De hecho, los gemelos desarrollan personalidades completamente individuales, y en el caso de que tengan problemas de salud mental, psicopatologías distintas.

Hay millones de variables que pueden afectarnos. En este artículo vamos a centrarnos en las variables que tienen que ver con nuestro ambiente en el momento de nuestro desarrollo infantil.

Va a ser una aproximación muy por encima para que os hagáis una idea de cómo estos factores pueden afectar, pero como decía al principio, ¡no olvidéis que es algo multifactorial y muy complejo!

El entorno en nuestro desarrollo

Como ya explicamos en el artículo en el que hablamos sobre apego, todos los seres humanos estamos diseñados para adaptarnos a nuestro entorno y así asegurarnos la supervivencia.

Estas adaptaciones irán formando nuestra forma de relacionarnos. Si los adultos que hemos tenido alrededor eran sanos, estas adaptaciones habrán sido sanas y no nos darán problemas en el futuro.

Pero si no tenemos la suerte de que sea así, las adaptaciones que vamos a tener que hacer para que las personas de nuestro entorno nos cuiden o no nos agredan serán menos sanas y sí pueden darnos problemas cuando vayamos creciendo. Estas adaptaciones menos sanas se llaman en psicología «mecanismos de defensa», y si bien no son malos porque nos protegen, sí podrían derivar en síntomas si se vuelven muy pronunciados, inflexibles o si el cerebro los generaliza a entornos donde no nos hacen falta realmente.

Ejemplo de adaptaciones no sanas al entorno

Desconectarnos de las emociones que nos duelen mucho

A veces, cuando nuestros cuidadores nos hacen sentir emociones muy desagradables (si por ejemplo nos humillan, nos invalidan, nos desprecian…) no nos queda otra opción que «reprimir» estas emociones para poder convivir con ellas sin que nos hagan excesivo daño.

Esto nos hará poder adaptarnos a ese vínculo que no podemos romper porque somos pequeños y dependemos de esa persona.

Sin embargo, puede provocar que de mayores nos cueste identificar nuestras emociones, gestionarlas, darnos lo que necesitamos… Si esta desconexión ha tenido que ser muy fuerte, podría derivar por ejemplo en un trastorno de identidad disociativo (donde la represión emocional es tan grande que incluso la persona tiene varias personalidades y no lo percibe), trastorno obsesivo compulsivo (donde la persona utiliza las obsesiones y compulsiones como forma de reprimir sus emociones) o trastornos relacionados con la depresión (donde la persona ha aprendido que los otros no son en absoluto alguien a quien recurrir si necesitas ayuda y entonces se aíslan, no confían en que nadie vaya a poder ayudarles…)

Conectarse mucho y expresar muy intensamente las emociones si esa es la única forma de que me hagan caso y no me abandonen

tratamiento psicológico de la depresión

En ocasiones, los/as cuidadores solo atienden al niño/a si éste llora muy intensamente. No siempre que ocurre esto es porque los padres sean maltratadores o malas personas. A veces los padres están muy saturados y cansados y no llegan a todo, o simplemente ellos mismos tienen sus propios traumas previos y no son capaces de cuidar bien. Aún así, el daño que pueden causar es importante y puede condicionar a la persona.

En estos casos, los niños/as aprenderán que para que les hagan caso tendrán que mostrar las emociones de una forma muy reactiva. A veces esto puede derivar en que la persona no sepa regular sus emociones, que se le desregulen mucho porque no sabe expresarlas de manera menos intensa.

Esto puede causar trastornos relacionados con la ansiedad (donde la persona no es capaz de calmar su sistema nervioso) o incluso trastorno límite de la personalidad (donde la persona muestra conductas muy impulsivas y autodestructivas porque no tiene otros medios para calmarse).

Ser muy perfeccionista si solo recibo validación cuando mis resultados son excelentes o si me agreden cuando cometo un error

A veces, cuando solo nos valoran si somos perfectos/as o si nos reprenden muy duramente si nos equivocamos, desarrollamos una exigencia interna muy fuerte para lograr que todo nos salga bien.

Esto, si es muy leve, puede ayudarnos a conseguir metas difíciles, a ser constantes… Pero si la crítica interna es muy dura y autodestructiva, puede hacernos mucho daño y ser uno de los factores que ayude a detonar ciertos trastornos.

Trastornos de la conducta alimentaria en psicoterapia, tratamiento en psicoterapia

Por ejemplo los trastornos de la conducta alimentaria tienen muchas veces que ver, entre otras cosas, con esta fuerte exigencia externa. Así, la persona se exige mucho a sí misma para lograr cumplir las expectativas ajenas.

También el TCA suele hacer sentir a la persona que tiene el control en algo, cosa que también le hace sentirse más segura cuando el entorno no le aporta esta seguridad.

Entender el origen de los síntomas que sufrimos es una parte de la psicoterapia, puesto que nos ayuda a ser más comprensivos y empáticos/as con nosotros/as mismos/as y a darnos cuenta de que quizás lo que nos pasó es que necesitamos adaptarnos a un entorno que en realidad estaba siendo dañino.

Psicología en Galapagar

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